Un ejército de robots revela una masa de vida en el océano del tamaño de 250 millones de elefantes

Un hallazgo extraordinario acaba de transformar la manera en que la ciencia observa la vida marina. Un equipo de investigadores canadienses, utilizando una flota de flotadores robóticos diseñados y operados por ellos mismos, logró una de las estimaciones más completas jamás realizadas sobre el fitoplancton, esos diminutos organismos que sostienen la vida en el océano. El estudio calculó una biomasa total de unos 314 teragramos, equivalentes a aproximadamente 346 millones de toneladas.

Un ejército de robots revela una masa de vida en el océano del tamaño de 250 millones de elefantes

Para dimensionarlo, se trata del peso de unos 250 millones de elefantes ocultos bajo la superficie del mar. Estas cifras surgen de una red mundial de instrumentos autónomos capaces de explorar la columna de agua desde la superficie hasta las profundidades oceánicas.

La red Biogeochemical-Argo (BGC-Argo) está compuesta por robots que se desplazan libremente y analizan el océano en detalle. Cada flotador mide la luz, la retrodispersión de partículas y diversas señales biogeoquímicas, datos que permiten a los científicos estimar con precisión dónde y cuánta biomasa de fitoplancton existe.

Con el tiempo, esta flota generó más de 100.000 perfiles verticales, construyendo así un mapa tridimensional y dinámico del carbono vivo en los mares. Estas plataformas autónomas operan en lugares donde los satélites no pueden: bajo nubes, hielo marino, tormentas y en aguas oscuras o turbias.

Al analizar toda la columna de agua, los investigadores lograron detectar el fitoplancton “perdido” que los satélites no pueden registrar. El nuevo cálculo, equivalente a unos 346 millones de toneladas, revela la magnitud de la vida y del carbono que se esconde bajo la brillante superficie del océano.

Estos microorganismos producen cerca de la mitad del oxígeno que respiramos y desempeñan un papel crucial en la regulación del clima al absorber dióxido de carbono. Su abundancia y distribución influyen directamente en la productividad pesquera, los ecosistemas costeros y el equilibrio químico de los océanos.

Científicos de Canadá lograron una de las estimaciones más completas sobre el fitoplancton

Por qué fueron los robots quienes hicieron el hallazgo

Los satélites observan el color del océano y, a partir de la clorofila superficial, infieren la presencia de fitoplancton. Sin embargo, muchas floraciones ocurren más abajo, en el llamado “máximo de clorofila profundo”, una zona con poca luz pero rica en nutrientes. Además, los sensores espaciales encuentran dificultades para medir bajo nubes, hielo o en aguas costeras con gran complejidad óptica.

Aquí entra en juego BGC-Argo, que llena esos vacíos al muestrear toda la profundidad del océano, tanto de día como de noche, en todo tipo de condiciones. Gracias a ello, ofrece una visión más precisa y completa de la biomasa marina, complementando las observaciones satelitales. Este avance representa una pieza clave en la comprensión del clima global.

Contar con estimaciones más exactas de la biomasa permite mejorar los modelos de absorción de carbono y las proyecciones sobre el calentamiento del océano, la pérdida de oxígeno y los cambios en la productividad marina. Estos datos son fundamentales para las políticas a largo plazo, desde la gestión pesquera hasta la contabilidad del carbono y la protección de los ecosistemas.

Como resumieron los científicos a cargo del estudio: “A medida que afinamos nuestra mirada bajo la superficie, descubrimos un reservorio de carbono vivo mucho más grande y dinámico de lo que los satélites por sí solos podían mostrar».

I M: Notas sobre negocios y sustentabilidad.