Los satélites artificiales son dispositivos creados por el ser humano y lanzados al espacio con múltiples fines: desde monitoreo climático y estudios científicos hasta observación de la Tierra, exploración del espacio, telecomunicaciones y provisión de internet. Sin embargo, en los últimos meses, la caída de cientos de estos aparatos generó inquietud a nivel global. Y todas las miradas apuntan a Elon Musk.
Starlink y el desafío de una red global en órbita baja
Starlink, el sistema de internet satelital desarrollado por SpaceX -la empresa aeroespacial fundada por Musk-, tiene como objetivo llevar conectividad de banda ancha incluso a las zonas más remotas del planeta. Para hacerlo, la compañía puso en órbita miles de pequeños satélites que operan a una altitud aproximada de 550 kilómetros, formando una red que cubre prácticamente todo el globo.
Actualmente, Starlink cuenta con unos 30.000 satélites en órbita baja. Están diseñados para ofrecer un servicio de internet veloz, estable y confiable. No obstante, el volumen de estos equipos plantea nuevos retos en términos técnicos y medioambientales.
Más de 470 satélites caídos en 2025: ¿riesgo o protocolo controlado?
De acuerdo con los reportes entregados por SpaceX a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de Estados Unidos, en lo que va del año ya se retiraron 472 satélites de la red Starlink. Esto implica que reingresaron a la atmósfera terrestre, donde se desintegraron casi por completo.
La compañía asegura que estos dispositivos están diseñados para destruirse totalmente durante el reingreso, generando residuos mínimos e inofensivos para las personas. La mayoría de los satélites que se desactivaron pertenecían a la primera generación, lanzada en 2019, aunque también se registraron casos recientes de fallos en modelos más nuevos.
Entre las razones que explican su desgaste prematuro se encuentran las condiciones extremas del entorno espacial: tormentas solares, radiación intensa y la necesidad de ejecutar maniobras constantes para esquivar basura espacial y otros objetos en órbita. Estas operaciones imprevistas consumen más energía de la esperada, acortando la vida útil de los satélites.
Starlink V3: más tecnología, mayor durabilidad
Como respuesta a los desafíos operativos que enfrentan sus satélites actuales, SpaceX comenzó a desplegar una nueva generación: los Starlink V3. Estos dispositivos incorporan mejoras tecnológicas clave, como sistemas de predicción atmosférica en tiempo real y propulsores de efecto Hall que utilizan argón, lo que les permite ser más potentes y eficientes que sus antecesores.
El objetivo principal de esta evolución es extender de manera significativa la vida útil de los satélites, superando los cinco años promedio de las versiones anteriores y reduciendo la frecuencia de reemplazos en la red.
Una competencia global que se intensifica
Aunque SpaceX sostiene que la desintegración de los satélites al reingresar a la atmósfera no representa un riesgo, la cantidad de dispositivos que cayeron genera preocupación en algunos sectores. Al mismo tiempo, Europa acelera el desarrollo de su propio sistema de internet satelital, en un contexto de creciente competencia por el control del espacio y la infraestructura de conectividad global.