Competir entre los ocho mejores proyectos científicos del mundo marcó un antes y un después para Axel Córdoba, el joven geólogo argentino que creó Hydrix, una tecnología que combina biotecnología y análisis geoespacial para optimizar el uso del agua y recuperar suelos degradados. Tras esa experiencia internacional, el proyecto pasó de ser un prototipo agrícola a convertirse en una herramienta con potencial global para enfrentar los desafíos de la crisis hídrica y la desertificación.
La ciencia argentina que busca devolverle vida a la Tierra
El reconocimiento internacional no solo trajo visibilidad, sino también nuevas oportunidades. Instituciones científicas, fondos de innovación y empresas de distintos países se interesaron en el desarrollo argentino, lo que permitió acelerar su crecimiento. Córdoba asegura que esa experiencia le dio la validación que necesitaba para confirmar que la ciencia nacional puede competir al más alto nivel y generar impacto real en el mundo.
Actualmente, Hydrix avanza en una nueva etapa de expansión y experimentación global. El equipo trabaja junto a universidades y laboratorios de Medio Oriente en el diseño de pilotos para aplicar la tecnología en zonas desérticas, con el objetivo de reforestar y recuperar suelos degradados. Córdoba sostiene que, aunque no es un proceso rápido, se trata de un avance firme y profundamente motivador: ver cómo un suelo árido vuelve a tener vida gracias a una tecnología desarrollada en Argentina sería -dice- la mejor demostración de que la ciencia puede sanar el planeta.
En su día a día, el joven combina su faceta de geólogo, emprendedor y divulgador científico. Considera que esas tres dimensiones son distintas expresiones de una misma búsqueda: entender el mundo para transformarlo. La ciencia, explica, le da las herramientas; el emprendimiento, el impulso para convertirlas en soluciones; y la divulgación, la posibilidad de inspirar a otros. Para él, la ciencia solo cobra sentido cuando se traduce en mejoras concretas en la vida de las personas.
Consultado por este medio sobre los desafíos de hacer ciencia en Argentina, Córdoba apunta a la necesidad de tender puentes entre el conocimiento y la producción. Afirma que el país tiene un enorme talento científico, pero que muchos proyectos se estancan por falta de acompañamiento, inversión o visión emprendedora. También remarca la importancia de dejar de penalizar el error, ya que innovar implica probar, fallar y volver a intentar. “Cuando la ciencia y la innovación se encuentran con propósito, los resultados son transformadores”, resume.
Hydrix combina biotecnología y análisis geoespacial
Frente a la crisis hídrica que atraviesan distintas regiones del país, el investigador considera que el agua será el recurso más valioso del siglo XXI, y que tecnologías como Hydrix serán clave para garantizar una producción agropecuaria sustentable. Su objetivo, dice, no es solo reducir el consumo de riego, sino regenerar suelos, mejorar la retención de humedad y aumentar la productividad. “Cada gota de agua que se ahorra hoy -reflexiona- es una oportunidad de vida para mañana”.
Agradecido por su formación en la universidad pública, Córdoba siente un fuerte compromiso con retribuir lo que el país le dio. Su visión a futuro está enfocada en seguir desarrollando tecnología con impacto ambiental y social, generar empleo para jóvenes científicos y fortalecer la relación entre la investigación y la industria. “Mi manera de devolver lo recibido -explica- es transformar conocimiento en impacto”.
Hydrix, destaca, es también el resultado de un trabajo en equipo. Junto a Mateo Fernández Escudero, técnico agropecuario y COO del proyecto; Marisol Daiana Chávez, especialista en sustentabilidad y liderazgo climático; y Miguel Ángel Márquez, experto en logística y operaciones, conforman un grupo diverso pero con un propósito común: usar la ciencia para mejorar la relación entre el agua, el suelo y la producción. “Un proyecto puede nacer de una idea -concluye-, pero solo crece cuando hay un equipo que la transforma en realidad”.