El crecimiento de la energía solar en el mundo suele representarse con imágenes de techos cubiertos de paneles, extensos parques fotovoltaicos en zonas desérticas y la promesa de un futuro más sustentable. Sin embargo, detrás de esta transición energética, que muchas veces se presenta como global y descentralizada, existe una realidad menos visible: un solo país concentra gran parte de la producción de paneles solares y domina buena parte de la cadena de suministro a nivel mundial.
China se consolidó como el mayor fabricante de paneles solares del planeta y como el actor central en casi todas las etapas del proceso productivo. Desde la extracción y el procesamiento de las materias primas hasta el ensamblaje final, el país asiático desarrolló un ecosistema industrial de una escala difícil de replicar.
De acuerdo con datos citados por Renew Economy, la capacidad solar instalada en China equivale a alrededor de 230 millones de paneles, lo que representa un ritmo cercano a los 100 paneles solares instalados por segundo. Mientras otros países avanzaban con políticas ambientales, China apostó durante décadas a expandir su capacidad industrial, su infraestructura y los subsidios estatales, convirtiendo a la energía solar no solo en una alternativa ecológica, sino también en una herramienta económica y geopolítica.
La principal ventaja diferencial de China radica en su control sobre el polisilicio, el insumo clave para la fabricación de células solares. Dominar este material le permite influir de manera directa en los costos y en la disponibilidad global de paneles.
A esto se suman otros factores determinantes: plantas industriales que operan a una escala muy superior a la de sus competidores, procesos productivos integrados que se concentran mayoritariamente dentro del país, políticas de apoyo estatal sostenidas incluso en contextos de baja rentabilidad y una combinación de costos laborales competitivos con una infraestructura logística altamente desarrollada.
Esta concentración productiva le otorga a China una capacidad única para fijar precios y desplazar a fabricantes de otras regiones, consolidando su posición como el eje central de la industria solar a nivel mundial.