Las empresas de triple impacto ganan terreno a gran velocidad. Impulsadas por las demandas de los consumidores, las firmas prestan cada vez más atención a lo que pide el mercado.
Tal es así que el 85 % de los españoles estarían dispuestos a comprar un producto más caro, siempre que provenga de canales de producción responsables y / u ofrezca un mayor uso sostenible. Es una conclusión del Estudio sobre Consumo Responsable de los españoles, conducido por la compañía Oney en colaboración con OpinionWay.
Según este estudio, el 89% afirma conocer en qué consiste el consumo responsable, y el 93% declara que intenta a diario adoptar hábitos relacionados con esta tendencia.
Dispuestos a consumir más productos orgánicos o del comercio justo, mientras que un 85% abogaría por limitar actividades contaminantes o que consuman energía no renovable. Por su parte, un 81% elegiría transportes menos contaminantes para sus desplazamientos y hasta el 79% estaría dispuesto a limitar u optimizar sus viajes personales.
No obstante, los españoles no quieren ser los únicos comprometidos. El 89% opina que las autoridades deben ayudar a los consumidores a adoptar hábitos más responsables y el 88% piensa que las instituciones financieras deberían comprometerse con el consumo responsable.
Esta demanda también se traslada al mundo empresarial: el 92% piensa que fabricantes y marcas de todos los sectores deben estar comprometidos efectivamente con el consumo responsable, y otro 90% opina que fabricantes y marcas deben efectuar políticas que favorezcan que los consumidores realicen un consumo responsable.
A pesar de estas expectativas, hasta un 62% de encuestados no se cree o cree poco en las promesas sobre desarrollo sostenible de las compañías.
Medidas para fomentar el consumo responsable y aspectos que lo frenan
A pesar del compromiso de los consumidores con el consumo responsable, estos piensan que las empresas e instituciones todavía tienen camino por recorrer en la senda de la sostenibilidad.
Por ejemplo, el 43% de los encuestados indicaron que adoptarían más hábitos responsables si hubiera beneficios impositivos para los hogares que los aplicasen, mientras que el 34% mejoraría su consumo si fabricantes y distribuidores ofreciesen más alternativas en este sentido, o si encontrasen alternativas creíbles y financieramente viables que lo hicieran posible.
Estas respuestas también tienen mucho que ver con las principales barreras al consumo responsable que detectan: falta de oferta de productos y servicios en esta línea (29%), falta de poder de decisión por parte del consumidor (25%) o, simplemente, que en la actualidad resulta demasiado complicado ser un consumidor responsable (18%).
El papel de la tecnología en esta tendencia de consumo es más cuestionado. De hecho, solo el 27% de encuestados cree que contribuirá a reducir los efectos del calentamiento global, frente al 68% que opina que no tendrá un impacto positivo para mitigar el cambio climático.
Una preocupación entre los europeos
El estudio refleja que el 90% de encuestados en Europa están concienciados con el consumo responsable, realizando prácticas como la separación de residuos o la búsqueda de productos que tengan ciclos de vida más largos y sostenibles.
Al igual que en el caso español, se constata una demanda por parte del 90% de los países europeos del estudio de que empresas y marcas adopten buenas prácticas que ayuden a los consumidores a llevar hábitos más responsables.
No obstante, el escepticismo también es compartido: más de la mitad de todos los encuestados no cree en las promesas de marcas y empresas sobre sostenibilidad, y además son escépticos respecto a la capacidad de la innovación tecnológica para luchar contra el cambio climático.
El estudio concluye que en el futuro será crucial que las empresas sean capaces de cumplir con las expectativas y aspiraciones de los consumidores, que ya han emprendido medidas significativas para adaptar sus hábitos de consumo hacia un modelo más responsable.