La diseñadora textil Carla Martinez pasó su infancia en Fontana, Chaco, una localidad mayormente habitada por descendientes de la etnia Quom. Allí escuchó por primera vez la historia de una curtiembre que brindaba empleo y cierta prosperidad al pueblo, pero sus desechos generaban un olor nauseabundo y contaminaban el agua, matando animales y plantas y enfermando a las personas.
Años después, eligió como tesis de su carrera universitaria, el desarrollo de un biomaterial a partir de algodón, el principal cultivo de la provincia. Así nació, en 2019, un emprendimiento al que llamó Cuero Lo’oc , que significa piel en la lengua Qom.
Al equipo de sumaron Eugenia Marques, ingeniera química, quien se ocupa de la parte técnica y de producción; Eliane Aranza, especialista en Comunicación y Silvina Bruga, diseñadora textil y advisor en agro.
Cómo crearon este «cuero animal»
En 2020 y 2021, durante la pandemia, se dedicaron a experimentar distintas formulaciones y procesos productivos. Y al año siguiente lanzaron un novedoso biomaterial, similar en aspecto al cuero animal, que se obtiene a partir de residuos de la cosecha y la cadena productiva algodonera.
“Nuestro emprendimiento apuesta por la innovación en materiales y también en los procesos productivos, para hacerlos más sustentables y responsables con el ambiente. Recuperamos desechos industriales provenientes de la cadena productiva de algodón y formamos en un nuevo material que es resistente, flexible y biodegradable”, explica Martínez.
El novedoso bioproducto responde a las demandas de un público vegano, o que elige no consumir productos derivados de animales, y también resulta una alternativa sustentable dentro de la tendencia de la fast fashion (moda rápida).
“Cuero Lo’oc tiene una vida útil de cinco años, y cuando se desecha, tarda solo un año en degradarse. No genera contaminación, a diferencia de los mal llamados eco-cueros que están hechos con plásticos, y descartes de la industria del cuero curtido con cromo o tanino, que son sustancias muy contaminantes”, señala la diseñadora chaqueña.
Camino emprendedor
“Inicialmente lanzamos un MVP (producto mínimo viable) para mobiliario y decoración que no necesita una resistencia máxima”, destaca la emprendedora. Actualmente, la firma está tramitando la propiedad intelectual de este desarrollo. Y al mismo tiempo, está en proceso de agregar resistencia dentro de la composición química para que se pueda usar en la industria del calzado y en accesorios de marroquinería, como billeteras, carteras, bolsos y, mochilas.
La fundadora de Cuero Lo’oc destaca el asesoramiento y apoyo que recibió de entidades como el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), que la contactaron con profesionales de ingeniería química e industrial. “También recibí apoyo de la incubadora de la Universidad de la Cuenca del Plata y del Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación del Chaco”, comenta.
En 2023, el emprendimiento resultó finalista del concurso DAE (Diseño Argentino Exponencial), organizado por por la Fundación Bunge y Born y el British Council. El premio consistió en una formación intensiva y el apoyo de mentores de América Latina y de la Universidad de Birmingham, del Reino Unido; así como un fondo de Capital Semilla que las emprendedoras usaron para tramitar certificaciones y adquirir maquinaria con la que aspiran a producir 200 m2 mensuales de biocuero.
La idea es comenzar la comercialización a baja escala, con un plan de marketing nacional para llegar a más fabricantes y diseñadores, y en una próxima etapa iniciar un plan de exportación.
“Somos un emprendimiento con una fuerte identidad local, que apoya las microeconomías y potencia los circuitos productivos, generando empleo en nuestra comunidad. Pero también tenemos posibilidad de escalar nuestro negocio a nivel internacional, atendiendo a una demanda cada vez mayor de productos sustentables para una moda más consciente”, concluye Martinez.