Más de la mitad de la población argentina adulta tiene sobrepeso, según los datos de la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo que se hizo en 2019, y un tercio de ellos, son obesos. El dato se vuelve aún más alarmante si pensamos que el 40% de los niños y adolescentes tienen sobrepeso y esto se vio sensiblemente agravado a partir de la pandemia, según un relevamiento de la Sociedad Argentina de Nutrición.
Sin embargo, y a contramano del mundo, la obesidad no es considerada una enfermedad en Argentina y no cuenta con una ley que otorgue derechos a los pacientes, como acceder a tratamientos y educación para la prevención.
El impulso a una Ley de Obesidad fue uno de los temas centrales del Congreso Argentino de Nutrición realizado en Buenos Aires a comienzos de septiembre.
“El proyecto fue presentado en noviembre del año pasado por dos senadores y recientemente hubo una nueva presentación en el Senado, con pacientes, pidiendo que se debata la Ley, y estamos esperanzados en lograrlo antes de que termine el año”, comentó a Economía Sustentable, la doctora Mónica Katz, expresidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición y presidenta del XXIII Congreso Argentino de Nutrición.
Durante el encuentro también se anunció la aprobación en el país de Semaglutida (una droga para controlar la diabetes II cuyo nombre comercial es Ozempic y es conocida por ser usada por celebridades como el empresario Elon Musk y la presentadora Oprah Winfrey), para el descenso de peso. Asimismo, un laboratorio local confirmó que traerá al país otro medicamento, Tirzepatide (cuyo nombre comercial es Mounjaro).
“Argentina es un país obesogénico porque culturalmente se sirven porciones grandes, los alimentos ultraprocesados son más económicos que las frutas, verduras y carnes, y estamos viviendo niveles de estrés excepcionales. Todo eso combinado con los hábitos de vida poco saludables como el sedentarismo y la falta de ejercicio, son una bola de nieve que cada vez se agranda más”, explicó la especialista.
De dice el proyecto de Ley de Obesidad
Los cuatro ejes principales del proyecto de ley de obesidad incluyen:
- Reconocimiento legal de la obesidad como enfermedad crónica, metabólica e inflamatoria, lo que permitiría su inclusión en el Programa Médico Obligatorio (PMO), garantizando el acceso a tratamientos, medicamentos y cirugía bariátrica.
- Educación y prevención: actualización de contenidos escolares y universitarios para promover estilos de vida saludables; campañas masivas de concientización y lucha contra el estigma; creación de entornos comunitarios que favorezcan la actividad física y el acceso a alimentos saludables.
- Acceso universal al diagnóstico y el tratamiento: atención multidisciplinaria con equipos de salud, cobertura de fármacos, intervenciones quirúrgicas y terapias integrales, con una actualización constante basada en evidencia científica.
- Creación del Observatorio Argentino de la Obesidad, integrado por especialistas ad honorem que analizarán datos poblacionales, evaluarán políticas públicas y asesorarán en la formulación de estrategias sanitarias sostenibles.
El rol del etiquetado frontal y la medicación
Los hábitos alimentarios juegan un papel central en la obesidad. En este sentido, la Ley de de Promoción de la Alimentación Saludable (N° 27.642), conocida como “Ley de Etiquetado”, significó “un paso adelante, pero habría que mejorarla ya que no se está aplicando plenamente en el ámbito educativo, y no logró cambiar las decisiones de compra”, señaló Katz.
“En países donde se implementa exitosamente, como Chile y Uruguay, los octógonos representan porcentajes de grasas, sal y azúcares. Aquí en Argentina, los sellos no tienen porcentajes y entonces un yogur con azúcar queda en igualdad de condiciones que una mermelada, una gaseosa o un paquete de caramelos”, explicó Katz.
En cuanto a la llegada de nuevos medicamentos para la obesidad al país “es una buena noticia ya que contaremos con terapias de avanzada que ya se están usando en el mundo”, señaló la especialista.
La Semaglutida de hasta 1 mg inyectable se usa desde hace un tiempo en el país para tratar la diabetes tipo II y se espera que antes de fin de año una nueva indicación de 2,4 mg sea aprobada para bajar de peso.
En tanto, un laboratorio nacional con planta productiva en la provincia de San Juan anunció que está por aprobarse en el país el tirzepatide (Mounjaro es su nombre comercial), un fármaco que además de usarse para tratar la diabetes y obesidad, tiene un efecto cardioprotector.
Estos medicamentos, que siempre deben ser indicados por un médico dados sus efectos adversos y colaterales, resultan útiles para el tratamiento de la obesidad ya que “trabajan en dos frentes: por un lado actúan en una zona del cerebro que se relaciona con la sensación de saciedad, y por otro lado bajan inflamación”, explicó Katz.
El peso de una enfermedad estigmatizante
Además del sinnúmero de trastornos y dolencias asociadas (como diabetes, hipertensión, problemas articulares), las personas con obesidad suelen ser objeto de prejuicios y discriminación, incluso dentro del ámbito médico.
La legislación argentina cuenta con una norma -la Ley 26.396, sancionada en 2008- que declara de interés nacional la prevención de los trastornos alimentarios. Sin embargo, esta ley encuadra la obesidad como un trastorno alimentario y no como una enfermedad metabólica.
En consecuencia, no garantiza la cobertura médica integral de las personas con obesidad. Por eso, el nuevo proyecto busca cubrir ese vacío normativo, en línea con las recomendaciones de organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), que reconoce desde hace años a la obesidad como una enfermedad crónica no transmisible.
“La ley vigente tiene un enfoque centrado en los trastornos alimentarios de origen psiquiátrico. La obesidad, en cambio, requiere un enfoque biomédico y social mucho más amplio”, sostuvo Katz.