La Cumbrecita: la aldea peatonal que parece de cuento y es furor

En lo más profundo del Valle de Calamuchita existe un rincón que parece detenido en el tiempo. Un lugar donde los autos no existen, los senderos serpentean entre bosques y arroyos cristalinos, y las construcciones de estilo centroeuropeo crean una postal que remite directamente a un cuento. Se trata de La Cumbrecita, la única aldea peatonal de Argentina y uno de los destinos más buscados por quienes desean desconectar por completo del ritmo urbano.

La Cumbrecita: la aldea peatonal que parece de cuento y es furor

Pequeña, silenciosa y rodeada de naturaleza, esta localidad cordobesa se transformó en los últimos años en un fenómeno turístico. Sus calles, diseñadas para caminar sin apuro, funcionan como una invitación permanente a relajarse, respirar aire puro y disfrutar del paisaje. Ese encanto único, sumado a su cuidada infraestructura y a la variedad de actividades al aire libre, explica por qué miles de visitantes la eligen durante todo el año.

Un viaje a Europa sin salir del país

Fundada por inmigrantes alemanes en la década del 30, La Cumbrecita conserva un estilo arquitectónico alpino que la distingue del resto de los destinos serranos. Casas de madera, techos a dos aguas, balcones floridos y detalles artesanales convierten cada rincón en una escena digna de una postal suiza. Caminar por sus senderos es, en cierto modo, trasladarse a otra cultura sin salir de Córdoba.

La decisión de mantenerla como aldea peatonal no solo preserva su tranquilidad, sino que también la convierte en un modelo de turismo sostenible. Los vehículos deben quedar fuera del casco urbano, lo cual permite que el sonido predominante sea el del agua corriendo, los pájaros y el viento entre los árboles.

Entre los lugares más visitados aparece La Olla, un espejo de agua natural formado por la caída de un arroyo, ideal para tomar sol, refrescarse o simplemente contemplar el entorno. También destacan la Cascada Grande, el Bosque de Abedules, la Plaza de los Pioneros y una amplia red de senderos que llevan a miradores con vistas espectaculares del valle.

La Cumbrecita cuenta con bosques de pinos, arroyos cristalinos y arquitectura centroeuropea

Quienes buscan un toque cultural pueden recorrer el Museo de los Pioneros, participar de eventos gastronómicos inspirados en la cocina europea o visitar las tiendas artesanales donde abundan los tejidos, la cerámica y la repostería típica.

Un destino ideal para desconectar y reconectar con la naturaleza

Además de su estética encantadora, La Cumbrecita es un paraíso para los amantes del aire libre. La zona ofrece actividades para todos los gustos: trekking, paseos guiados, avistaje de aves, mountain bike y hasta escalada en sectores habilitados. La biodiversidad del lugar, sumada a su altitud y clima serrano, crea condiciones perfectas para disfrutar de experiencias al aire libre durante todo el año.

La propuesta gastronómica también merece un capítulo aparte. Desde restaurantes de cocina centroeuropea -con platos como goulash, salchichas artesanales y strudel de manzana- hasta cafeterías acogedoras y espacios que combinan productos regionales con recetas innovadoras, la oferta sorprende incluso a los viajeros más exigentes.

En cuanto al alojamiento, la aldea cuenta con hosterías, cabañas y hoteles boutique que mantienen la estética alpina sin perder confort. Muchos de estos establecimientos están inmersos en el bosque y ofrecen vistas panorámicas que completan la experiencia.

En tiempos donde el turismo busca cada vez más destinos tranquilos, seguros y rodeados de naturaleza, La Cumbrecita se posiciona como una escapada perfecta. Su magia, su ritmo pausado y su esencia de cuento la convierten en un lugar que no solo se visita, sino que se vive. Un destino que invita a volver una y otra vez.

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