Tuvalu, un pequeño archipiélago del Pacífico Sur compuesto por nueve islas de coral, comenzó un proceso migratorio inédito ante la amenaza inminente del aumento del nivel del mar. Se estima que para 2050 buena parte de su territorio podría quedar sumergido bajo el océano.
Podría convertirse en el primer país del mundo en desaparecer físicamente como consecuencia directa del calentamiento global. Frente a este escenario, sus habitantes ya comenzaron a gestionar las primeras visas climáticas, un mecanismo creado para permitir su reubicación.
Unas 3.500 personas -alrededor de un tercio de la población total, que ronda los 11.000 habitantes- solicitaron estas visas especiales otorgadas por Australia, en el marco del Tratado de la Unión Falepili, un acuerdo entre ambos países que facilita la migración planificada de ciudadanos tuvaluanos.
Sin embargo, el proceso será paulatino: solo 280 personas por año podrán trasladarse a suelo australiano. Las autoridades calificaron este fenómeno como un caso concreto de “desplazamiento climático”, un término que podría volverse cada vez más frecuente a medida que avanzan los efectos del cambio climático.
Desde el Ministerio de Relaciones Exteriores de Australia destacaron que este acuerdo representa “la primera solución digna en el mundo para la movilidad humana frente a las consecuencias del cambio climático”. Quienes migren contarán con acceso pleno a servicios de salud, educación y derechos equiparables a los de cualquier ciudadano australiano.
Un país al borde del agua por el cambio climático
La vulnerabilidad de Tuvalu se debe a su altísima exposición geográfica: sus islas se elevan a apenas cinco metros sobre el nivel del mar. Esto lo convierte en uno de los países más expuestos del mundo, junto con otras naciones insulares del Pacífico.
Un estudio de la NASA publicado en 2024 advirtió que el aumento del nivel del mar en esa región ya es irreversible, incluso si las emisiones globales de gases de efecto invernadero se redujeran en los próximos años.
Se proyecta que Tuvalu, junto a países vecinos como Kiribati y Fiyi, enfrentará un incremento mínimo de 15 centímetros en el nivel del mar, lo que intensificará la frecuencia de mareas extremas e inundaciones.
Según la NASA, zonas de Tuvalu que hoy se inundan menos de cinco veces al año por mareas altas podrían experimentar hasta 25 días de anegamientos anuales hacia 2050, lo que pone en riesgo infraestructura clave y la habitabilidad misma del territorio.
Ante este panorama, el gobierno tuvaluano comenzó a explorar estrategias innovadoras para proteger a su población y garantizar su continuidad cultural más allá de su geografía.