Fenómenos parecidos a tormentas que ocurren bajo la superficie del océano fueron identificados como un factor clave en el acelerado derretimiento del hielo antártico, según revelan investigaciones recientes publicadas en Nature Geoscience.
El estudio, centrado en los glaciares Thwaites y Pine Island en la cuenca del mar de Amundsen, Antártida Occidental, mostró que estos eventos -hasta ahora poco explorados- podrían influir de forma importante en el aumento global del nivel del mar.
Tormentas bajo el hielo: cómo funcionan
Las llamadas “tormentas oceánicas”, o procesos de submesoescala, son patrones de circulación que abarcan entre uno y diez kilómetros y ocurren bajo la superficie marina. Un equipo internacional liderado por la Universidad de California, Irvine, junto con NASA Jet Propulsion Laboratory, Scripps Institution of Oceanography y Dartmouth College, utilizó modelos numéricos de alta resolución y observaciones directas para detectar estas estructuras dinámicas.
Gracias a imágenes con resolución de 200 metros, los investigadores pudieron observar cómo estas tormentas se forman y se desplazan a lo largo de todo el año en la región.
Cómo derriten el hielo y el ciclo que se retroalimenta
De acuerdo con Nature Geoscience, estas tormentas se originan en aguas abiertas y avanzan hacia las plataformas de hielo, ingresando en las cavidades situadas bajo los glaciares y transportando agua cálida capaz de derretirlos desde abajo. Este fenómeno resulta especialmente crítico en las áreas donde el hielo flota sobre el océano.
Hasta ahora, la mayoría de estas cavidades permanecían prácticamente inexploradas debido a su difícil acceso y a la falta de modelos que pudieran simular procesos tan pequeños y rápidos.
El mecanismo descubierto describe un círculo de retroalimentación positiva. Mattia Poinelli, autor principal del estudio, lo explicó de esta forma: “La actividad submesoescalar dentro de la cavidad de hielo actúa tanto como causa como consecuencia del derretimiento submarino”.
El derretimiento genera frentes inestables de agua de fusión que intensifican estas tormentas; estas, a su vez, aumentan el flujo vertical de calor y aceleran aún más el deshielo. El ciclo se mantiene activo todo el año y se vuelve más intenso en zonas favorecidas por la topografía submarina y por la estructura flotante del glaciar, como el área entre las plataformas de hielo Crosson y Thwaites.
Impacto cuantitativo y cambios estacionales
En términos numéricos, estos procesos explican alrededor del 20% de la variabilidad del deshielo submarino a lo largo de un ciclo estacional. Durante episodios extremos, la tasa de fusión puede triplicarse en cuestión de horas cuando las tormentas chocan contra el frente del glaciar y se introducen bajo la base.
Las simulaciones coincidieron con observaciones de campo que registraron aumentos repentinos de temperatura y salinidad en profundidad, señales claras de episodios de deshielo más intensos.
La vulnerabilidad del mar de Amundsen se amplifica con estos fenómenos. Nature Geoscience recuerda que los glaciares Thwaites y Pine Island representan más de un tercio de la pérdida total de hielo de la Antártida. Un eventual colapso de la capa de hielo de la Antártida Occidental podría elevar el nivel del mar hasta tres metros, un riesgo enorme para las zonas costeras del mundo.
Los autores advierten, además, que el cambio climático -al calentar las aguas y reducir la cobertura de hielo marino- podría aumentar la frecuencia e intensidad de estas tormentas suboceánicas, agravando aún más la inestabilidad de las plataformas de hielo.
Nuevos modelos y una agenda científica renovada
La investigación pone en evidencia la necesidad de actualizar los modelos climáticos actuales. Los modelos tradicionales no lograban representar adecuadamente estos procesos rápidos y de pequeña escala, lo que limitaba la precisión de las proyecciones del nivel del mar.
Eric Rignot, profesor de la Universidad de California, Irvine, subraya la urgencia de desarrollar mejores herramientas de observación -como robots oceánicos avanzados- para medir y comprender estos fenómenos suboceánicos. Estos hallazgos consolidan la idea de que los procesos de submesoescala son piezas fundamentales para entender la pérdida de hielo en la Antártida.