Los elevados costos de mantenimiento, sumados a la sequía, llevaron a Oscar Fornasero y su familia a tomar la decisión de desactivar el robot de ordeñe y regresar al sistema convencional para trabajar con las vacas. Este cambio les permitió reducir significativamente los costos, al punto de poder amortizar en poco más de tres años la compra de una nueva parcela de tierra.
Chau al primer robot tambo de Argentina
“Fueron varios los motivos que nos impulsaron a dejar el ordeñe robotizado -explicó Fornasero, propietario del establecimiento “El Zurdo”, ubicado en Colonia Dos Hermanos, jurisdicción de Morteros-. Los costos de mantenimiento que nos cobra la empresa que nos vendió el equipo son incalculables, y no hay técnicos capacitados en la zona para trabajar con esta tecnología. A eso se suman el alto consumo energético y otros factores que hacen que el sistema no sea rentable”.
Además, el productor, que trabaja con genética de alto nivel, mencionó que la alimentación del rodeo también se vio afectada. “La calidad de las reservas que logramos no es buena. Venimos de años muy secos y eso impactó directamente en la producción, que no fue la esperada”, afirmó.
En relación al costo operativo del robot, Oscar Fornasero explicó que alrededor del 35% de lo facturado se destinaba a repuestos, entre un 7 y 8% al profesional que realizaba el mantenimiento, además del consumo eléctrico, que aunque menor al esperado, también representaba un gasto significativo. “El costo de repuestos y atención técnica es muy alto. En apenas dos meses sin el robot, noté la diferencia: pagué un millón y medio de pesos menos en electricidad, lo que representa cerca de un 40% de ahorro. Además, el sistema demanda mucha agua y tiempo para la limpieza de desagües”, detalló el productor, cuya familia se dedica a la lechería desde 1937.
Si bien reconoció que el ordeñe robotizado requiere menos personal, también remarcó que se necesita gente más calificada para su manejo, “algo que no es fácil de encontrar”, señaló.
Qué pasó con las vacas que eran ordeñadas por un robot
Las 120 vacas que antes eran ordeñadas con el robot fueron trasladadas a uno de los tambos tradicionales, sin presentar inconvenientes en su adaptación. Actualmente, el establecimiento cuenta con más de 400 vacas en ordeñe, alcanzando un promedio diario de 10 mil litros de leche.
Fornasero valoró la cantidad de datos que brinda el robot sobre cada animal: “La información que genera es infinita. Por eso no descartamos volver a usar esa instalación en el futuro o incluso montar un tambo en línea con fosa, aprovechando la infraestructura ya existente. Pero esa será una decisión que tomará mi hijo, porque de a poco le estoy dejando el mando”.
También analizó que, en la zona, ningún otro productor optó por robots de ordeñe. “Todos eligen el sistema en línea. Proveen buena información y el costo operativo es mucho menor», afirmó. Como ejemplo, comentó que en los dos meses posteriores a abandonar el robot, el técnico solo visitó el tambo una vez para hacer ajustes menores, mientras que antes se requerían al menos 10 visitas mensuales. “Desde que dejé el robot, tuve un alivio económico de unos 10 millones de pesos por mes, lo que me permitió comprar una parcela de campo en la zona”, concluyó.