El plan de Cristóbal López para aprovechar el boom del litio

La distribución geográfica de los recursos y reservas mundiales de litio ubican al Cono Sur en una posición de privilegio donde sobresalen Bolivia, Chile y Argentina.

El potencial de este insumo en la aplicación de las energías renovables es de suma relevancia y una de las claves de su industrialización reside en que conocimiento, tecnología y producción están estrechamente ligados, como en muchos otros procesos.

Teniendo en cuenta este potencial, los expertos aconsejan a los países que poseen este recurso natural el trazado de algún tipo de estrategia, ya sea individual o conjunta, en el proceso de la transición tecnológica y energética que ya está comenzando.

El plan de Cristóbal López para aprovechar el boom del litio.

Localmente se entiende que el negocio del litio muestra un fuerte crecimiento, con gran potencial de desarrollo en el futuro.

Sin embargo, se advierte sobre la necesidad de abordar los desafíos relacionados con la sostenibilidad ambiental, social y económica de los proyectos en marcha.

Litio, insumo “vital”

En este sentido, se entiende que contar con una empresa productora del principal insumo que usa el litio como es carbonato de sodio natural es vital para pensar el desarrollo futuro del valor agregado tanto en la producción de la industria química en general como la de la electromovilidad en particular.

Se trata del llamado carbonato de sodio o “soda ash”, un químico alcalino, una sal blanca y soluble en agua que se encuentra naturalmente en áreas secas con poca o ninguna lluvia.

Es inodoro y no tóxico y hay dos fuentes principales de carbonato de sodio como son de sal (cloruro de sodio) y carbonato de calcio (a través de un proceso de soda amoniacal, por lo cual también es llamado “soda Solvay”).

También existe el de minerales de carbonato de sodio e hidrogeno-carbonato (trona y nacolita) y en todos los casos se usa en tres grados principales: ligero, medio y denso. Todos tienen las mismas propiedades químicas, pero difieren en características físicas donde se lo muestra como un componente clave en el proceso de fabricación de vidrio y litio, entre otros productos finales.

Localmente se entiende que el negocio del litio muestra un fuerte crecimiento, con gran potencial de desarrollo en el futuro.

En el caso del litio, el carbonato de sodio ayuda a separarlo de la salmuera durante el proceso convencional de producción.

De hecho, los reactivos como la soda ash representan el 40,9% de los costos de producción del litio. Además, se utiliza en el proceso de extracción y purificación del litio a partir de fuentes minerales (“proceso de carbonato»), que implica la conversión del mineral de litio en carbonato de litio, que es una forma química más soluble y fácilmente procesable. El insumo reacciona con la salmuera de litio, lo que resulta en la formación de carbonato de litio (Li2CO3), que precipita como un sólido y luego se separa y se somete a procesos adicionales de purificación.

La única productora de Sudamérica

En el caso de la Argentina, ha tenido históricamente una presencia significativa en la producción de carbonato de sodio artificial desde el 2005 cuando comenzó a producir Álcalis de la Patagonia (Alpat).

Se trata de una empresa propiedad de Cristóbal López y su socio Fabián de Sousa, que integra el Grupo Indalo y que es considerada la única empresa de Sudamérica productora de carbonato de sodio.

Su capacidad actual es de 25.000 toneladas anuales en su planta ubicada en la localidad de Punta Delgado, en Río Negro, donde emplea a 450 personas.

La compañía es proveedora de materia prima clave para la fabricación de una amplia gama de artí­culos usados en la vida diaria, desde vidrio (vasos, botellas, ventanas), hasta la potabilización del agua, pasando por jabón en polvo y papel. Incluso llegó a exportar sus productos a Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia.

Pero su realidad actual es preocupante, lo cual se demuestra en el proceso de un procedimiento de crisis pedido por sus ejecutivos al gobierno provincial para poder afrontar las dificultades que atraviesa sin que esto la obligue a afectar drásticamente su empleo, teniendo en cuenta que hoy muestra una fuerte caída de ventas y la apertura de las importaciones que ha afectado su competitividad.

Ocurre que el producto que comercializa la empresa de Indalo se vende a u$s350 la tonelada, mientras que en el mercado internacional oscila entre los u$s200 y u$s250.

La solicitud se basa en la imposibilidad de la compañía de hacer frente al pago total de los sueldos a sus empleados debido a que la apertura de las importaciones pegó fuerte en sus negocios como consecuencia de que muchos de sus clientes comenzaron a optar por proveerse de insumos llegados del exterior a precios más bajos que los que venía ofreciendo la compañía de Cristóbal López.

Competencia importada

La diferencia de precios la dejó casi fuera de competencia con el producto importado que mayormente arriba de China o Turquía, en especial los fabricantes de vidrio que venían usando el carbonato de sodio fabricado por Alpat.

A partir de este escenario, en Indalo trabajan en un plan para llegar como proveedores de la industria de litio ya que el carbonato de sodio también se utiliza como insumo principal para elaborar carbonato de litio.

La diferencia de precios la dejó casi fuera de competencia con el producto importado que mayormente arriba de China o Turquía.

Para lograrlo, el Grupo Indalo elaboró un informe de factibilidad de este proceso al que tuvo acceso economíasustentable.com, y que analiza la relevancia de Argentina en la cadena global de valor del carbonato de sodio, la cual radica en su capacidad para abastecer a la industria local de vidrio y otros sectores que requieren este insumo químico.

Bajo el título de “La importancia del Carbonato de sodio en la producción de litio”, el documento asegura que el insumo reacciona con la salmuera de litio, lo que resulta en la formación de carbonato de litio (Li2CO3), que precipita como un sólido.

“Este carbonato de litio luego se separa y se somete a procesos adicionales de purificación, y además ayuda a separar el litio de la salmuera durante el proceso convencional de producción: de hecho, los reactivos como la soda ash representan el 40,9% de los costos de producción del litio” se destaca en el informe.

También se lo califica como un “componente clave” en el proceso de fabricación de vidrio y litio, entre otros productos finales, sosteniendo que en el 2022 se vendieron a nivel global u$s12.700 millones y anticipando que para el 2032 ese monto se elevaría a u$s21.600 millones, mostrando una tasa de crecimiento promedio del 6% anual.

Desarrollo de valor agregado

Para los dueños de Alpat, el país podría estar requiriendo importar alrededor de u$s120 millones anuales de carbonato de sodio en los próximos diez años, en caso de no incrementar su producción nacional actual (250.000 tn. al año en la única planta existente).

Además, se estima un requerimiento de 345.100 a 493.000 toneladas de carbonato de sodio anuales para satisfacer la producción proyectada de litio para el 2030. Sin embargo, los datos del paper de Alpat muestran que, en términos de volumen, las compras externas de carbonato de sodio se duplicaron ya que mientras que en 2018 se importaron 187.000 toneladas, en 2023 fueron 393.000 toneladas.

Para los dueños de Alpat, el país podría estar requiriendo importar alrededor de u$s120 millones anuales de carbonato de sodio en los próximos diez años.

En términos de dólares, en 2023 se importaron alrededor de u$s190 millones de soda ash con destino a los sectores productivos del litio y el vidrio, un 50% más que en 2022 y más del triple respecto de 2018, lo cual agudiza el problema de suministro de soda ash mediante productores locales.

“Contar con una empresa productora del principal insumo como es carbonato de sodio natural es vital para pensar el desarrollo futuro del valor agregado tanto en la producción de la industria química en general como la de la electromovilidad en particular”, agrega el trabajo como modo de justificar el desembarco de Alpat en el negocio del litio. De hecho, sus ejecutivos entienden que la distancia entre la zona industrial de Alpat y la zona de salares del NOA “es muy acotada, teniendo en cuenta que los principales productores de soda ash se encuentran en Estados Unidos y Turquía”.

Por ende, se explica que el costo del transporte es muy incidente en el costo final de la tonelada de carbonato de sodio puesta en la zona de salares, por lo que, para satisfacer la demanda futura, la producción interna de Alpat “es muy significativa para reducir costos”.

Por esta razón, la empresa ya registra niveles crecientes de demanda sobre todo en el norte argentino, lo cual la puede posicionar en este nuevo negocio, si es que logra reorganizar su actual situación operativa y financiera por la que atraviesa.

“Este cambio de rumbo le permitiría dejar de depender solamente de los vaivenes de la producción de vidrio, sector casi monopolizado por una sola fabricante”.

Mientras tanto, la empresa mantiene frenada la inversión de u$s250 millones para ampliar su planta y aumentar la producción debido a la expansión de la industria del litio.

Precisamente, la idea de ese plan es la de dejar de depender de la producción de vidrio para expandirse a uno de los sectores con mayor proyección de crecimiento en la Argentina.

Es más, Alpata ya concretó en el 2023 su primera operación comercial en esta industria con la venta de 100 toneladas de carbonato de sodio, insumo que también es conocido bajo el nombre de soda ash o soda Solvay y que se utiliza para que reaccione con la salmuera y obtener carbonato de litio grado industrial que se utiliza para vidrios o cerámicas.

Plan frenado

El proyecto que se encuentra en stand by se basa en tres etapas con el objetivo de elevar la producción y alcanzar las 210.000 toneladas de manera inicial.

En la segunda etapa se proyecta alcanzar una producción anual de 330.000 toneladas y en la tercera la meta es hacer una segunda ampliación de la planta y así llevar la producción anual a 550.000 toneladas.

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El plan se basa en supuestos incluidos en el informe de la empresa que anticipa una expansión de las producciones de litio y gas natural en los próximos años, “lo cual permite prever una mayor demanda de soda ash”.

El proyecto de la empresa que se encuentra en stand by se basa en tres etapas con el objetivo de elevar la producción y alcanzar las 210.000 toneladas de manera inicial.

En el caso del gas natural, marca una retroalimentación positiva entre ambas industrias, que además se expandirá en los próximos años de la mano de los yacimientos de Vaca Muerta y offshore”, agrega el paper.

Sólo en el litio, de no ampliar la producción doméstica, se importarían u$s120 millones anuales de soda ash en los próximos 10 años. El reinicio del servicio de cargas del Tren Patagónico a fines de 2023 permitió que también ALPAT comenzara a utilizar este medio de transporte para sus insumos y para llevar soda ash al NOA, abaratando los costos logísticos para la industria litífera.

Ahorro de costos

Según el reporte, a inicios de 2024 Alpat recibía alrededor de 25.000 tn. de piedra caliza al mes en seis formaciones de tren semanales desde la cantera en Aguada Cecilio hasta la fábrica en San Antonio Oeste (85 km. de distancia).

Luego de procesado el carbonato de sodio, éste a su vez se carga en trenes de San Antonio Oeste hasta Bahía Blanca (410 km. de distancia).

El transporte ferroviario continúa luego a través de la concesión de la empresa Ferrosur hasta la Ciudad de Buenos Aires; y desde ahí, vía Nuevo Central Argentino, hasta Tucumán para que sea utilizado en la extracción y procesamiento de litio en el Noroeste Argentino. La distancia total que recorre la mercadería de Alpat desde San Antonio Oeste hasta el NOA son más de 2.500 km. en tren.

Alpat recibía alrededor de 25.000 tn. de piedra caliza al mes en seis formaciones de tren semanales desde la cantera en Aguada Cecilio hasta la fábrica en San Antonio Oeste (85 km. de distancia)..

Teniendo en cuenta que, el caso del carbonato de sodio, se requiere una formación de 10 vagones para llevar 250 tn, el documento sostiene que “para la empresa el uso de tren abarata notablemente la logística respecto del envío del mismo volumen de producto en camiones, además de reducir el costo social de mantener las rutas para el paso de camiones con carga pesada”.

Ese abaratamiento del transporte de la carga de carbonato de sodio hasta el NOA también habilita la expansión de los negocios de Alpat a nivel nacional, con una provisión a las empresas litíferas más competitiva y confiable. “De hecho, el plan de expansión de la empresa para proveer a la mayor demanda de la cadena del litio, sería positivo para resolver los problemas macroeconómicos argentinos”, se sustenta en el informe.

Inversiones “significativas”

En cuanto a las importaciones, durante el 2023 Alpat realizó compras externas por u$s8 millones (récord histórico), prácticamente en bienes de capital.

Desde 2010, la empresa prácticamente no realizó importaciones, lo cual la posiciona como una firma con alto valor agregado local y un saldo comercial positivo a lo largo de su cadena de valor.

Pero el documento advierte sobre la ampliación de la extracción, procesamiento y eventual transformación posterior del litio en Argentina debido a que esta proyección permite estimar que el país podría estar requiriendo importar alrededor de u$s120 millones anuales de carbonato de sodio en la próxima década, en caso de no incrementar su producción nacional actual (250.000 tn. al año en la única planta existente).

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Se agrega que “la producción litífera creció en la última década pese a los riesgos macroeconómicos: de igual manera, su expansión a mediano y largo plazo debe pensarse más allá de la coyuntura económica actual sino en base a la productividad y competitividad que la industria local puede tener”.

Esto implica también la productividad y competitividad de los eslabonamientos locales, lo cual requerirá inversiones significativas para actualizar bienes de capital, capacitación laboral y procesos a la par de los procesos tecnológicos de vanguardia a nivel global, que en estos años están mejorando de manera acelerada en este sector.

“El hecho de que tanto las empresas litíferas como las que explotan yacimientos de gas demanden soda ash nacional es evidencia de la competitividad de la producción local de carbonato de sodio incluso sin el arancel del 9% sobre las importaciones para consumo en el país”, resalta el informe a modo de conclusión.

Andrés Sanguinetti: Periodista especializado en negocios