El “macabro” plan de Google para darle más conexión al mundo con el tendido de un cable submarino

A 1.500 kilómetros de la costa australiana, la Isla de Navidad es un rincón remoto del planeta donde la naturaleza y la tecnología están a punto de encontrarse. Con apenas 1.500 habitantes y una población de cangrejos rojos que supera los 100 millones, este pequeño territorio australiano se convirtió en el nuevo foco de interés de Google, que planea transformarlo en un nodo clave de su red global de conectividad. El desafío: hacerlo sin interrumpir una de las migraciones animales más espectaculares del mundo y no convertirse en un plan «macabro» que terminaría con la vida de estos.

Una joya natural y estratégica

De tan solo 135 kilómetros cuadrados, la Isla de Navidad combina selvas tropicales, acantilados y playas vírgenes. Cada año, millones de cangrejos rojos (Gecarcoidea natalis) tiñen de rojo caminos, senderos y costas al desplazarse desde el bosque hasta el mar para reproducirse. En medio de este fenómeno natural, Google anunció la instalación de un nuevo cable submarino que servirá como una de las piezas centrales de su red internacional de datos.

El proyecto se enmarca dentro de Australia Connect, una iniciativa destinada a reforzar la infraestructura digital del país y su conexión con Asia y el Pacífico.

“Bosun”, el nuevo enlace bajo el mar

El nuevo cable, bautizado Bosun -en honor al rabihorcado de cola blanca, un ave local-, conectará Darwin, la Isla de Navidad y Singapur, sumándose a otras rutas ya operativas, como Tabua, que enlaza Estados Unidos, Fiyi y Australia.

La elección del enclave no es casual: su posición en el corazón del océano Índico la convierte en un punto intermedio perfecto entre Australia y el sudeste asiático, ideal para mejorar la velocidad, estabilidad y redundancia del tráfico global de datos.

Además, Google y sus socios desplegarán fibra terrestre entre Darwin y Sunshine Coast, creando una red que unirá las costas oriental y occidental australianas y consolidará el papel del país en el ecosistema digital del Indo-Pacífico, una región marcada por la competencia tecnológica y geopolítica.

El obstáculo: millones de patas rojas en movimiento

Sin embargo, el avance tecnológico deberá convivir con un desafío natural de dimensiones únicas. Cada año, más de 100 millones de cangrejos cruzan la isla en una migración masiva que coincide con la temporada de lluvias -este año, entre el 15 y el 16 de noviembre-, justo cuando podrían comenzar las obras del cable.

Durante esas semanas, los crustáceos cubren carreteras, atraviesan jardines y detienen el tránsito, en un evento tan caótico como fascinante. Las autoridades locales ya advirtieron que cualquier trabajo deberá respetar los periodos de máxima migración y garantizar el paso libre de los animales, considerados un símbolo ecológico del país.

“Cada hembra libera hasta 100.000 huevos al océano. Pocas crías sobreviven, por eso cada migración exitosa es esencial para la supervivencia de la especie”, explicaron desde el Parque Nacional de la Isla de Navidad.

Entre cables submarinos y millones de patas rojas, la Isla de Navidad se prepara para vivir un nuevo capítulo donde la innovación tecnológica y la naturaleza salvaje deberán aprender a coexistir bajo las mismas olas.

El reto de convivir entre cables y cangrejos

La coexistencia entre el avance tecnológico y la migración natural será el verdadero desafío en la Isla de Navidad. Aunque Google asegura que implementará estrictos protocolos de protección ambiental, la comunidad local teme que las vibraciones, la maquinaria y las alteraciones del suelo puedan afectar el delicado equilibrio ecológico que sostiene a la isla.

Los residentes llevan años adaptándose al ritmo de los cangrejos rojos: cierran caminos, colocan puentes temporales y hasta utilizan sopladores de hojas para despejarles el paso durante la migración. Pero una obra de cableado submarino representa una intervención a otra escala.

“El riesgo no es solo físico”, advierten los biólogos. “El ruido o la luz artificial pueden desorientar a los cangrejos durante su ruta ancestral”.

Con 1.500 habitantes y más de 120 millones de cangrejos, la Isla de Navidad se ha convertido en un símbolo del choque -y posible equilibrio- entre la tecnología y la naturaleza.

Mientras Google busca conectar el mundo desde las profundidades del océano, los cangrejos continúan conectando la tierra y el mar como lo han hecho durante milenios. El desafío ahora es lograr que ambos mundos -el digital y el biológico– aprendan a coexistir sin pisarse las patas.

I M: Notas sobre negocios y sustentabilidad.