En el corazón de Irlanda del Norte, el espejo de agua dulce que define a la región se convirtió en el epicentro de una alarma ecológica. Lough Neagh, el lago más extenso del Reino Unido, permanece cubierto por un manto verde de algas tóxicas y un olor penetrante que desalienta cualquier actividad en sus orillas, según reportó AFP.
Durante agosto de 2025, la proliferación de cianobacterias alcanzó niveles inéditos. “El lago está muriendo”, advirtió a la agencia la nadadora y activista Mary O’Hagan, quien debió abandonar la natación en aguas abiertas, parte esencial de su vida. La crisis quedó a la vista: los 125 kilómetros de costa, antes dedicados al turismo y la recreación, hoy están señalizados con carteles que prohíben bañarse, según describió The Guardian.
El fenómeno verde: causas y efectos
El intenso color que domina la superficie tiene una explicación científica. Las cianobacterias -también llamadas “algas azul-verdosas”- proliferaron tras la acumulación de fósforo y nitrógeno provenientes, en su mayoría, de la agricultura intensiva y del vertido de aguas residuales. Estos nutrientes actuaron como fertilizantes y, sumados a un verano cálido y con escasas lluvias, crearon el escenario ideal para una explosión de algas.
El resultado es un manto espeso que bloquea la luz, reduce el oxígeno y altera el equilibrio ecológico del lago, un proceso conocido como eutrofización. Esto provoca la muerte de peces, la pérdida de hábitat y, en muchos casos, la liberación de toxinas peligrosas. Su exposición puede afectar a animales y a humanos, causando irritaciones, problemas digestivos y hasta daños hepáticos.
Expertos coinciden en que la contaminación agrícola es el principal motor de la crisis, agravada por el cambio climático. El uso excesivo de fertilizantes y residuos animales incrementó la presencia de nutrientes, mientras que los vertidos de aguas residuales y fugas de tanques sépticos profundizaron el problema. A esto se sumó la presencia del mejillón cebra, una especie invasora que favorece la expansión de algas.
Las empresas agroindustriales locales rechazan cualquier responsabilidad y aseguran cumplir con la normativa vigente. Sin embargo, ambientalistas y vecinos reclaman sanciones y medidas urgentes.
Consecuencias económicas y sociales
El impacto sobre la economía y la vida cotidiana es directo. Históricamente, Lough Neagh fue un centro clave de pesca de anguila en Europa, pero la actividad quedó suspendida este año por la mala calidad del agua. “Antes los ríos rebosaban de truchas, ahora no queda nada”, lamentó el pescador Mick Hagan a AFP.
El turismo también se desplomó: los visitantes, antes atraídos por sus paisajes, hoy se encuentran con un lago maloliente y cubierto de limo. Y la preocupación llegó a la salud pública: Lough Neagh abastece el 40% del agua potable de Irlanda del Norte y la mitad del consumo de Belfast. Por primera vez, la Food Standards Agency (FSA) detectó toxinas en peces del lago, aunque aseguró a BBC News que los productos comerciales siguen siendo aptos para consumo.
Una respuesta oficial insuficiente
En 2024, el gobierno de Irlanda del Norte presentó un plan de acción para rescatar el lago, pero menos de la mitad de las medidas se implementaron. El ministro de Medio Ambiente, Andrew Muir, reconoció que la reaparición de algas tóxicas es “un recordatorio urgente de la necesidad de revertir esta crisis”. Sin embargo, regulaciones clave como la reducción de nutrientes siguen bloqueadas por presiones políticas vinculadas al sector agrícola.
Para organizaciones como Lough Neagh Partnership, la solución depende de decisiones firmes y rápidas. “El lago no está muerto, pero podría estarlo si todo sigue igual”, advirtió su gerente, Gerry Darby, en declaraciones a AFP.
Con sus 400 kilómetros cuadrados de superficie, Lough Neagh es motor económico, símbolo cultural y patrimonio natural. Décadas de contaminación y mala gestión lo pusieron en jaque. La propiedad, aún en manos de la familia Shaftesbury desde el siglo XIX, podría pasar a una entidad comunitaria con foco en la protección ambiental, según adelantó BBC News.
El futuro del lago más grande del Reino Unido está en suspenso. Su recuperación dependerá de decisiones políticas inmediatas y de un compromiso real con el cuidado ambiental. Aún hay tiempo para evitar que Lough Neagh se convierta en el mayor emblema del abandono ecológico en la región.