El auge de los cafés con animales exóticos: una moda que amenaza la biodiversidad

Las imágenes de personas interactuando con nutrias, capibaras o serpientes se volvieron virales en Japón y alimentan una tendencia que muchos quieren imitar. Sin embargo, detrás de esta aparente cercanía entre humanos y animales, se esconde una práctica que podría poner en riesgo a diversas especies.

El auge de los cafés con animales exóticos amenaza la biodiversidad

En zonas populares de Tokio, como Harajuku -centro neurálgico de la moda y la cultura alternativa-, proliferan las cafeterías donde el principal atractivo no es el menú, sino la posibilidad de interactuar con animales exóticos mientras se toma un té o una cerveza.

«Los cafés de mascotas y animales exóticos se volvieron muy populares en Japón. Muchos propietarios no relacionan su negocio con el comercio ilegal o el riesgo de extinción, pero es una preocupación real», explicó a EFE Mayako Fujihara, profesora asociada del Centro de Investigación de Vida Silvestre de la Universidad de Kioto.

Detrás del encanto: tráfico ilegal y peligro para la biodiversidad

El problema va más allá del entretenimiento. Esta moda puede generar la falsa idea de que los animales salvajes son aptos para la vida doméstica, lo cual tiene consecuencias graves. La creciente demanda de especies exóticas para estos cafés podría alentar el tráfico ilegal desde países vecinos del Sudeste Asiático, una región que representa el 25% del comercio mundial de fauna silvestre, según datos de la OCDE de 2019.

«La expansión de este mercado tendría un impacto negativo en la biodiversidad», advirtió Fujihara, sobre todo en el caso de especies protegidas o en peligro de extinción.

En su último estudio, Fujihara comparó muestras de ADN de nutrias procedentes de distintas regiones de Tailandia con ejemplares encontrados en cafés, zoológicos y acuarios japoneses. El resultado fue claro: mientras las nutrias de los zoológicos coincidían con poblaciones controladas, las de los cafés coincidían con zonas identificadas como focos de comercio ilegal y con animales incautados por las aduanas japonesas.

Una conexión forzada entre humanos y animales

Para algunos propietarios, estos espacios representan un negocio lucrativo; para otros, una oportunidad para acercar a las personas al mundo animal y contribuir a su conservación. Pero, según advierten los expertos, esa intención no se refleja en la realidad.

«Estos lugares no son zoológicos ni acuarios, y las condiciones en las que viven los animales distan mucho de su hábitat natural», señaló Fujihara.

En muchos de estos cafés, los animales se encuentran en espacios reducidos, sin posibilidad de movimiento, y sometidos al contacto constante con el público: caricias, abrazos, fotos. Todo esto puede elevar considerablemente sus niveles de estrés.

Además, compartir espacios donde se consumen alimentos y bebidas cerca de animales salvajes implica un riesgo adicional: la posible transmisión de enfermedades entre humanos y fauna.

«Si el objetivo real es acercar a las personas a los animales y ayudar a su conservación, existen maneras más respetuosas y responsables de hacerlo», concluyó la investigadora.

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