Dos estudiantes de secundaria desarrollaron un dispositivo del tamaño de una birome capaz de eliminar hasta el 94 % de los microplásticos del agua. Se trata de un artefacto del tamaño de un bolígrafo que utiliza ondas ultrasónicas para filtrar estas diminutas partículas. Gracias a este avance, Victoria Ou y Justin Huang, ambos de 17 años, obtuvieron un premio equivalente a 943 mil dólares en la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería Regeneron, celebrada en Los Ángeles.
Aunque aún se encuentra en fase inicial, el objetivo de los jóvenes es ambicioso: que su invento sirva tanto para purificar agua potable como para limpiar aguas industriales y residuales antes de que sean vertidas al medioambiente. “Si logramos perfeccionarlo, podríamos prepararlo para su fabricación a gran escala”, explicó Huang en diálogo con Business Insider.
Así funciona la tecnología de este nuevo invento
El dispositivo funciona mediante ultrasonido: genera una especie de barrera de presión que bloquea los microplásticos sin interferir con el flujo del agua. Está equipado con dos estaciones de transductores eléctricos y no requiere productos químicos ni procesos complejos, lo que lo convierte en una solución ecológica, eficiente y de bajo costo.
En sus pruebas, los estudiantes aplicaron su invento sobre tres tipos comunes de microplásticos: poliuretano, poliestireno y polietileno. Según datos de la Society for Science, el prototipo logró eliminar entre el 84 % y el 94 % de estas partículas.
Construido de manera casera, el dispositivo ya genera grandes expectativas. Ou y Huang esperan que en el futuro pueda ser utilizado en plantas de tratamiento de aguas residuales, fábricas textiles, comunidades rurales, lavadoras domésticas o incluso peceras. “Para llegar a esa etapa, necesitamos mucho más desarrollo”, aclaró Ou.
Una amenaza invisible
La idea surgió en 2023, durante una visita a una planta de tratamiento en Woodlands, donde los adolescentes descubrieron que no existía regulación específica para los microplásticos por parte de la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. Además, constataron que las soluciones actuales -como los coagulantes químicos o filtros físicos- son costosas, contaminantes, poco efectivas o tienden a obstruirse fácilmente. “Queríamos ofrecer una alternativa, porque las opciones disponibles no funcionan realmente bien”, explicó Huang.
La urgencia de este problema es innegable. Los microplásticos no solo están en los océanos: ya se detectaron en alimentos, bebidas como la leche o los refrescos, e incluso dentro del cuerpo humano. Estudios recientes han hallado partículas plásticas en el cerebro, el semen y el fluido folicular femenino, lo que pone en evidencia que esta amenaza invisible está mucho más cerca de lo que creemos.