La digitalización revolucionó la forma en que se gestiona y procesa la información. Desde las redes sociales hasta los servicios en la nube, la cantidad de datos que circulan por internet crece constantemente. En el corazón de esta transformación, los centros de datos se han consolidado como el núcleo de la infraestructura digital. Sin embargo, su expansión acelerada plantea un reto crucial: el alto consumo energético y sus consecuencias para el medio ambiente.
Estos centros requieren enormes cantidades de electricidad para funcionar, además de generar calor que necesita ser disipado a través de sistemas de refrigeración. Actualmente, representan entre el 1% y el 2% del consumo global de electricidad, una cifra que podría duplicarse para 2030, según la Agencia Internacional de Energía (IEA). En un contexto donde la sostenibilidad se volvió esencial, las empresas buscan soluciones para mejorar la eficiencia de sus centros de datos sin sacrificar su rendimiento.
Los retos de los centros de datos en la era digital
Los centros de datos almacenan y procesan la información de miles de millones de dispositivos conectados globalmente, pero este papel también conlleva desafíos significativos. Se estima que, para 2027, el consumo eléctrico de los centros de datos representará el 2.5% de la demanda mundial. En los últimos años, la creciente adopción de la inteligencia artificial provocó un aumento del 48% en las emisiones de carbono de grandes empresas tecnológicas como Google.
Además, en los últimos cinco años, la densidad de los racks de servidores aumentó considerablemente, pasando de 2-3 kW a 20-60 kW, lo que genera un aumento proporcional en el calor producido. Según Gabriel Estay, director de Data Center y Secure Power para el Clúster Andino en Schneider Electric, “un rack de 20 kW puede emitir hasta 67 veces más calor que uno de 3 kW, lo que eleva tanto los costos como el riesgo de fallos operativos”.
Por otro lado, el 40% de la energía que consume un centro de datos se destina a su sistema de refrigeración. Métodos tradicionales como el enfriamiento por aire requieren grandes cantidades de agua y electricidad, lo que afecta los recursos naturales y aumenta los costos operativos. Además, en un contexto de cambio climático, reducir las emisiones se convirtió en una prioridad. Un centro de datos de 10 MW puede generar hasta 50,000 toneladas de CO2 al año, equivalente a las emisiones de 10,000 vehículos.
En este contexto, Gabriel Estay, recomienda a las empresas implementar estrategias para reducir el consumo energético y hacer más sostenibles sus data centers. El experto señala cinco acciones clave y algunos ejemplos en esta ruta:
- Refrigeración líquida: reduce el consumo energético hasta en un 40% en comparación con el enfriamiento por aire. Un ejemplo es el Proyecto Natick de Microsoft, que probó centros de datos submarinos para mejorar la disipación del calor.
- Free cooling: utiliza el aire exterior en climas fríos para enfriar servidores sin necesidad de aire acondicionado. Facebook implementó esta técnica en sus centros de datos en Suecia.
- Reutilización de calor residual: en Finlandia, el calor generado por los servidores se redirige a sistemas de calefacción urbana, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles.
- Energías renovables: Google y Amazon invirtieron en energía solar y eólica para alimentar sus centros de datos, reduciendo su impacto ambiental y costos operativos.
- Optimización con IA: herramientas como EcoStruxure Resource Advisor de Schneider Electric permiten monitorear y gestionar en tiempo real el consumo energético de los data centers, mejorando su eficiencia operativa.
Finalmente, el ejecutivo agrega que el uso de sistemas de alimentación ininterrumpida (UPS) eficientes también cumplen un rol clave en la reducción del consumo energético. Tecnologías como la UPS Galaxy VXL de Schneider Electric alcanzan una eficiencia del 99%, minimizando las pérdidas de energía y reduciendo la huella de carbono.