China comenzó a construir lo que será la planta hidroeléctrica más grande del planeta, ubicada sobre el río Yarlung Zangbo, en la meseta tibetana. El proyecto contempla cinco centrales en cascada a lo largo de 50 kilómetros, con un desnivel de más de 2.000 metros, lo que le permitirá aprovechar un potencial energético sin precedentes.
Las autoridades chinas estiman que la planta generará 300.000 millones de kilovatios hora al año, suficientes para abastecer a unos 300 millones de personas. La inversión total ronda los 170.000 millones de dólares (1,2 billones de yuanes). La obra está a cargo de Power Construction Corporation of China (PowerChina), una empresa estatal, y se prevé que comience a operar comercialmente en 2033.
Una obra estratégica para la transición energética y el desarrollo regional
Según reportó Econinventos, este megaproyecto responde tanto a la creciente demanda eléctrica, en especial en regiones como el Tíbet, como a los compromisos del gobierno chino de alcanzar la neutralidad de carbono para 2060. En ese marco, la energía hidroeléctrica gana protagonismo como alternativa limpia frente al uso del carbón. Para dimensionar su magnitud: los 300.000 millones de kWh equivalen al consumo energético total del Reino Unido.
La obra también se enmarca en la política de desarrollo del oeste chino, que busca atraer inversión y construir infraestructura en zonas remotas. Pero su alcance trasciende las fronteras: al controlar el flujo del río Brahmaputra (nombre que recibe el Yarlung Zangbo al salir del Tíbet), China refuerza su influencia sobre los recursos hídricos compartidos con India y Bangladés, lo que añade tensión al tablero geopolítico regional.
Un proyecto colosal con desafíos ambientales y sociales
El complejo, conocido como Estación Hidroeléctrica de Mêdog o Motuo, incluirá túneles de hasta 20 kilómetros a través de la montaña Namcha Barwa para desviar el cauce del río hacia las centrales. La obra atravesará el Gran Cañón Yarlung Tsangpo, el más profundo del planeta, lo que implica afrontar condiciones geológicas complejas y alto riesgo sísmico.
Además, la región alberga una biodiversidad única, y diversas organizaciones ambientalistas advierten sobre el impacto irreversible en los ecosistemas y comunidades locales. Las recientes protestas en el Tíbet fueron reprimidas por el gobierno chino.
Este megaproyecto simboliza la ambición energética de China: reducir su dependencia del carbón, avanzar hacia un modelo más sustentable y, al mismo tiempo, consolidar su presencia estratégica en una región clave del sur de Asia.
India y Bangladesh en alerta por el megaproyecto hidroeléctrico chino
El inicio de la construcción de la gigantesca central hidroeléctrica china encendió las alarmas en India y Bangladesh. Ambos gobiernos manifestaron su preocupación ante la posibilidad de una manipulación del flujo del agua que derive en sequías o inundaciones repentinas. Temen que estos cambios afecten gravemente a los ríos Siang y Brahmaputra, de los que dependen la agricultura, la biodiversidad y miles de medios de vida en la región.
Pema Khandu, ministro jefe del estado indio de Arunachal Pradesh, calificó la obra como una amenaza “existencial” para las comunidades tribales locales, especialmente si se liberaran grandes volúmenes de agua de forma inesperada.
Aunque China asegura que se trata de un diseño del tipo run-of-the-river -es decir, sin almacenamiento masivo-, expertos citados por la agencia Reuters advierten que la falta de transparencia genera desconfianza y abre la puerta a un posible uso estratégico del recurso hídrico.
Impacto económico y reacción del mercado
El anuncio del inicio de las obras impulsó con fuerza a los mercados chinos. Las acciones de empresas vinculadas a la construcción, túneles, cemento y explosivos civiles registraron subas de hasta un 30%, con firmas como Hunan Wuxin Tunnel, Tibet GaoZheng Explosive y varios fabricantes de cemento entre las más beneficiadas.
En un plano más amplio, esta clase de megaproyectos responde a una estrategia económica del gobierno chino: dinamizar el crecimiento mediante grandes inversiones públicas en infraestructura y sectores industriales clave.
Fechas clave y puesta en marcha
El proyecto fue aprobado oficialmente en diciembre de 2024 y la construcción comenzó en julio de 2025. Se espera que las primeras turbinas entren en funcionamiento a lo largo de la próxima década, con una puesta en marcha escalonada hasta alcanzar su plena capacidad.
La gigantesca represa sobre el río Yarlung Zangbo representa no solo una hazaña de ingeniería, sino también un punto de inflexión en la política energética y geoestratégica de China.