El megaproyecto del túnel de Agua Negra vuelve a ocupar la agenda binacional entre Argentina y Chile. Con 14 kilómetros de extensión y ubicado a más de 4.000 metros de altura en plena Cordillera de los Andes, la obra se perfila como un paso clave para la integración comercial, logística y cultural entre ambos países.
Actualmente, el cruce de Agua Negra funciona como un camino de montaña que se habilita únicamente en verano debido a las condiciones climáticas adversas. Esta limitación restringe el tránsito de personas y mercancías, generando una fuerte dependencia de otros pasos fronterizos. El túnel permitiría un tránsito seguro durante todo el año y abriría nuevas oportunidades logísticas para las provincias argentinas del centro y noroeste.
Cómo será el corredor bioceánico más esperado de Sudamérica
El proyecto contempla la construcción de dos túneles paralelos, cada uno de aproximadamente 13,9 km de longitud, diseñados para el tránsito vehicular unidireccional. Estarán separados por 90 metros y contarán con galerías transversales cada 500 metros para ventilación y evacuación. La perforación se realizará mediante una combinación de tuneladoras y métodos tradicionales de voladura, y se estima que la obra tendrá una duración de nueve años y un costo aproximado de 1.500 millones de dólares.
Este túnel forma parte del Corredor Bioceánico Central, una ruta estratégica que conectará el Atlántico con el Pacífico y facilitará el comercio entre Argentina, Brasil y Chile. Además, potenciará el turismo y la integración cultural, conectando mercados internacionales y fomentando el desarrollo económico regional.
La iniciativa no es nueva: fue impulsada dentro del marco del Eje Capricornio, una estrategia de corredores bioceánicos. Aunque en su momento contó con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el proyecto quedó paralizado por falta de consenso político y restricciones presupuestarias. Actualmente, los trabajos avanzan en el lado chileno, mientras que en Argentina se espera el inicio de las obras próximamente.
El cónsul de Chile en San Juan, Mario Schiavone, destacó que el proyecto sigue en pie: “Pensando en lo que viene, el túnel de Agua Negra sigue siendo una aspiración muy fuerte, un proyecto que no se va a perder nunca”. La obra promete transformar el transporte regional, ofreciendo un paso seguro y operativo durante todo el año, superando las limitaciones del actual Paso de Agua Negra, y consolidando un corredor estratégico que une ambos océanos y potencia la integración sudamericana.