Una nueva investigación liderada por científicos europeos advierte que un nuevo tipo de plásticos «inteligentes» ya atraviesa células, ecosistemas e invaden los océanos.
Se trata de los nanoplásticos -partículas aún más pequeñas que los microplásticos- que, a simple vista, los plásticos que flotan en el mar suelen ser los protagonistas de imágenes impactantes.
Sin embargo, una nueva investigación publicada esta semana reveló que la forma más peligrosa de contaminación plástica no se ve: millones de toneladas de nanoplásticos están presentes en todos los niveles del océano y ya forman parte de la cadena alimentaria.
El estudio fue realizado por un equipo internacional liderado por Dušan Materić, químico ambiental del Centro Helmholtz de Investigación Ambiental en Leipzig, Alemania. Según los hallazgos, en el Atlántico Norte hay al menos 27 millones de toneladas de nanoplásticos en la capa superior del agua. “Los nanoplásticos constituyen la fracción dominante de la contaminación plástica marina”, explicó Materić.
¿Qué son los nanoplásticos y por qué son tan peligrosos?
Estas partículas miden menos de un micrómetro de diámetro (mil veces más pequeñas que un milímetro) y, a diferencia de los microplásticos, pueden atravesar las paredes celulares de organismos marinos, incluidos los fitoplancton, que están en la base de la cadena alimentaria.
“Los nanoplásticos, a diferencia de los microplásticos, ya están incorporados al fitoplancton del océano y pueden transferirse por toda la cadena alimentaria marina”, explicó Tony Walker, científico ambiental de la Universidad de Dalhousie, en Canadá.
Y advirtió: “Esto debería ser una llamada de atención para todos nosotros. La magnitud con la que los nanoplásticos pueden infiltrarse en cada ecosistema y célula viva del planeta es aún peor que lo que ya sabemos sobre la contaminación plástica”.
Un mar lleno de partículas invisibles
El equipo científico recolectó muestras de agua a distintas profundidades del Atlántico Norte durante una campaña en noviembre de 2020 a bordo del buque Pelagia. Detectaron tres tipos de polímeros: PET (tereftalato de polietileno), PS (poliestireno) y PVC (cloruro de polivinilo).
Cabe recalcar que no hallaron polietileno (PE), uno de los plásticos más comunes. “Esto sugiere que el ciclo del PE en el océano sigue una ruta inusual: tal vez se transforma químicamente o se hunde rápidamente al fondo marino”, explicó Materić.
Una solución en debate global
Mientras las negociaciones para un tratado global vinculante sobre contaminación plástica avanzan bajo el paraguas de Naciones Unidas -con nueva ronda prevista para agosto en Ginebra-, algunos países aún resisten poner límites a la producción plástica.
“Una de las mejores estrategias para mitigar la contaminación futura por nanoplásticos es limitar la producción de plásticos. Hay que cerrar la canilla”, reclamó Walker.
“Dado su potencial toxicológico, los nanoplásticos podrían ser la fracción más problemática de toda la contaminación plástica para la vida oceánica”, aclaró Materić.