La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó un nuevo implante subdérmico anticonceptivo compuesto por dos varillas.
Conocido popularmente como “chip anticonceptivo”, este nuevo dispositivo es producido por el laboratorio Bayer y tiene una duración de hasta cinco años.
El laboratorio busca que el implante sea incorporado al Programa Médico Obligatorio (PMO), lo que permitiría su cobertura por parte del Estado, las obras sociales y las prepagas. Actualmente, se encuentra en negociaciones con distintas provincias para facilitar su adquisición.
Este nuevo implante se suma a la oferta de anticonceptivos reversibles de larga duración (Larcs, por sus siglas en inglés), disponibles en Argentina desde 2016 como parte de las políticas públicas de salud sexual y reproductiva.
Su implementación tiene un enfoque estratégico, especialmente en la prevención del embarazo no intencional en adolescentes.
De acuerdo con el Estudio Lucía -realizado en 2024 sobre usos y preferencias anticonceptivas en mujeres argentinas de entre 15 y 49 años-, el 27% de las jóvenes de entre 15 y 19 años, y el 20% de las mujeres de entre 20 y 29 años, ya utilizan este tipo de método.
En la provincia de Córdoba, el acceso a los Larcs creció de manera notable: entre 2019 y 2024, su colocación aumentó un 362%.
Anticonceptivo subdérmico de dos varillas: una alternativa eficaz y sostenible
Héctor Miranda, director médico de la división Farmacéutica de Bayer para el Cono Sur, explicó a La Voz que el implante subdérmico -conocido popularmente como “chip anticonceptivo”- es uno de los métodos preferidos por las mujeres jóvenes y representa, además, una opción sostenible para los sistemas de salud.
Este implante se produce en plantas de Bayer ubicadas en Finlandia y Costa Rica, esta última especializada en abastecer a países en desarrollo. La compañía también comercializa otros métodos anticonceptivos como el DIU hormonal, actualmente cubierto por el Programa Médico Obligatorio (PMO).
Cada uno de los implantes contiene dos varillas, con 75 miligramos de levonorgestrel en total, que liberan progestina de manera continua para prevenir embarazos. Se coloca debajo de la piel, en la cara interna del brazo no dominante.
Miranda también destacó los datos del Estudio Lucía y cifras oficiales que revelan una realidad preocupante: siete de cada diez embarazos en adolescentes en Argentina no son intencionales. “El 70% de los embarazos en adolescentes no fue planificado”, remarcó.
En este contexto, el implante se posiciona como una herramienta eficaz para una elección anticonceptiva informada y responsable. Su tasa de falla es de apenas el 0,8% en un período de cinco años, lo que lo convierte en una opción confiable y duradera.
“Es una alternativa más que permite a los sistemas de salud elegir según sus necesidades. Tiene beneficios diferenciados, incluso en términos de costos”, agregó el especialista.
También subrayó el impacto positivo del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, que contribuyó a una baja sostenida en la tasa de natalidad en la última década. “En 10 años, la tasa de nacimientos se redujo en más de un 40%”, indicó Miranda.
Métodos de larga duración, una tendencia en crecimiento
Por su parte, la socióloga Silvina Ramos, investigadora del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes) y autora del Estudio Lucía, destacó que el uso de métodos anticonceptivos de larga duración (LARCs) va en aumento, lo cual considera un indicador positivo.
“Estos métodos requieren una participación activa de los servicios de salud, y eso plantea un desafío importante: cómo y cuándo las personas acceden a ellos”, señaló.
El estudio reveló que el 11% de las mujeres encuestadas actualmente utiliza implantes subdérmicos y un 6% opta por el DIU, cifras que superan ampliamente los niveles registrados en 2013.